La
cultura organizacional es el alma de la empresa y desde hace varios años ha
tomado un rol esencial en las organizaciones ya que influye directamente en el
comportamiento y decisiones de los colaboradores que la integran. Sin embargo, dar
vida a esta cultura organizacional en el trabajo diario y llevarlo de la teoría
a la práctica conlleva grandes retos.
Es
fundamental implementar acciones concretas que nos ayuden a reforzar los
valores y/o los comportamientos de la organización. Según Schein (2010), “la
cultura organizacional se manifiesta a través de rituales, símbolos y
comportamientos”. Por lo tanto, y partiendo de que la organización cuenta con
una definición de la cultura deseada y alineada a su visión organizacional; una
primera estrategia que podemos implementar es el fomentar la participación de
los colaboradores en actividades y dinámicas que reflejen los valores y
comportamientos deseados en la empresa.
Por
otro lado, según una encuesta aplicada de Gartner sobre la experiencia al
colaborador (2023); “menos de uno de
cada cuatro empleados dice que entiende los valores que impulsan la cultura”,
por lo que cada vez más, se vuelve relevante incluir en la agenda de Recursos
Humanos el fomentar actividades sociales (participación en dinámicas,
voluntariados), foros donde se reconozcan mejores prácticas, así como comités y
focus group para recibir retroalimentación por parte de los colaboradores,
escuchar sus opiniones e integrar sus ideas en los procesos actuales, todo esto
alineado a los comportamientos que se buscan fomentar como organización.
Debemos
considerar también, que el rol del Líder es esencial para lograr la adaptación
e implementación efectiva de la Cultura deseada, estos deben contar con la
claridad y la responsabilidad de que sus comportamientos y decisiones influyen
directamente y que ellos deben fungir como EJEMPLO para el resto de los
integrantes de una organización.
Según
un estudio de Gartner (2024) “el 53% de los lideres de Recursos Humanos,
informan que sus lideres no se sienten responsables de demostrar la cultura
deseada”. La coherencia entre lo que los líderes dicen y hacen es vital para
construir confianza y compromiso. Es indispensable que los líderes no solo
comprendan la cultura organizacional, si no que haga “fit” con su sistema de
valores personales para que puedan liderar con el ejemplo, ser los principales
voceros de la visión y los valores de la organización, así como los promotores
de las palancas y rituales que impulsen la cultura deseada.
Por
otro lado, como Recursos Humanos tenemos también la responsabilidad de
identificar aquellos líderes que no suman y que al contrario podrían restar en
cuanto a la cultura que buscamos implementar, y aquí tendremos que definir en
conjunto con la Dirección, que aspectos o comportamientos son NO negociables, y
así poder tomar acciones o decisiones concretas que sean congruentes con la
cultura deseada.
Otro
de los grandes retos con los que contamos para que viva una Cultura; es el
lograr una comunicación abierta y transparente. Lograr un entorno en donde los colaboradores
se sientan cómodos de ser ellos mismos y de compartir y de ser escuchados, por
lo tanto; podemos implementar foros, reuniones o procesos que fomenten una
retroalimentación constante, incluso el fomentar que la comunicación sea de distintos
niveles y medios, desde foros grupales para compartir resultados generales de
la compañía, reuniones de escucha con Lideres de mayor rango, reuniones de
alineación, juntas de seguimiento de objetivos puntuales por equipo o
individual y reuniones solo para compartir buenas noticias.
Por
último pero no menos importante; dentro de las iniciativas que definamos como
palanca o rituales de nuestra cultura y de forma transversal para todas ellas,
debemos cuidar la experiencia de nuestros colaboradores; que todo lo que
propongamos siempre sea cuidando esta premisa, por ejemplo; si definimos llevar
a cabo foros de escucha, busquemos que el lugar sea cómodo para ellos y no para
los organizadores, que se sientan en confianza y que salgan con una experiencia
agradable.
En resumen, dar vida a la cultura organizacional en el trabajo diario requiere un enfoque integral que incluya la participación de nuestros colaboradores, el liderazgo ejemplar, así como una comunicación efectiva. Adoptar estas prácticas no solo fortalecerá la cultura organizacional, sino que también mejorará el clima laboral, impulsando así el rendimiento, la satisfacción y la retención de nuestros colaboradores.
Karla
Galván Granados Gerente de Talento y Cultura en Greenpaper, asociada ERIAC;
experta en temas de talento y transformación cultural, con más de 15 años de
experiencia en la materia. contacto@eriac.com.mx