La mayoría de nosotros contamos con una definición personal de lo que creemos que representa la Cultura Organizacional en nuestras empresas. La trayectoria laboral nos respalda, la literatura especializada en el tema nos avala.
En pleno siglo XXI, las nuevas herramientas y las tecnologías de información han hecho un nuevo fenómeno cultural, en el cual nos rigen tópicos desde un entorno etnográfico-social. Y lo que sí, no debe suceder, es guiarnos de una forma empírica desarrollando modelos y teorías de las cosas que nos acontecen solamente.
Hagamos conciencia que existe una relación muy íntima entre la cultura y el liderazgo sobre todo en las categorías de Cultura Organizacional y Microculturas.
De acuerdo a la Organizational Culture and Leadership temenos la siguiente cultura y categoría respectivamente: Macrocultras, naciones, grupos religiosos; Cultura Organizacional, sector privado, público y gobierno; Subcultura, grupos organizacionales; Microculturas, microsistemas fuera de las organizaciones.
En mi trayectoria profesional de al menos 4 lustros hemos realizado diagnósticos e intervenciones de Cultura en empresas nacionales e internacionales y de las más recientes experiencias, a propósito de las más satisfactorias fue constatar en “cuerpo presente” la Cultura de las compañías Barry-Wehmiller en EUA.
Se caracteriza de contar con una cultura desprovista de miedo, chismes y política como lo declara Bob Chapman, CEO y dueño de un holding de 115 empresas, en su libro “Everybody MATTERS” The extraordinary Power of Caring for your people like family, el cual me ha concedido el honor de dedicarme en la página interior con un: “There is hope”.
En territorio de negocios es reconocido que las empresas de Bob representan una facturación cercana a los tres mil millones de dólares y un crecimiento del 17% anual en el precio de sus acciones, imaginen sí esto es resultado de lo anterior.
Estoy alineada a la filosofía de Bob en la cual hoy soy miembro de la segunda Cohort de Directivos Académicos que formamos los líderes del mañana, conectando aquella dedicatoria de Bob:
“Aún hay esperanza”, mi humilde perspectiva es que “Homo Hominis in Ministerio Perficitur” (el Hombre ser realiza al servicio del Hombre) parte de mi formación la cual agradezco a mis mentores y mi Alma Mater, y con ello argumentar que la mayoría evitamos los modelos superficiales de cultura y construimos sobre los más profundos.
Desde el maestro Edgar Schein al que guardo una especial admiración y veo el OD Network año con año, en Portland Oregon expusimos la Dra.Quade y una servidora un diagnóstico de cultura realizado a una empresa mexicana muy importante (cementera) y que correlacionamos variables con dos modelos bajo un enfoque mixto, a propósito, con resultados muy significativos (confidenciales).
El gran maestro Schein bajo su perfil muy humano y sencillez inmensurable del cual resguardo en mi biblioteca personal algunos de sus libros que confirman estos modelos más profundos los cuales se centran en eventos observables y fuentes subyacentes como: Conductas regulares observadas en la interacción de las personas; Normas del grupo; Valores propugnados; Filosofía organizacional; Reglas del juego; Clima; Habilidades integradas; Hábitos de pensamiento, modelos mentales y paradigmas; Significados compartidos y finalmente símbolos.
Desde Denison, Sackman y Bertelsman los únicos responsables de la Cultura en la Organización somos aquellos que la formamos, entonces el Liderazgo en la Cultura van en paquete.
La autora es Directora de Posgrados en Desarrollo Organizacional, UDEM Asociada de ERIAC Capital Humano e Integrante del Comité de Cultura de la misma Asociación.